miércoles, 30 de enero de 2008

Dificultades propias de la Juventud


El problema de la Comunicación:


Esta dificultad, como vimos en el capítulo anterior, no es exclusiva de los jovenes; muchos adultos se enfrentan igualmente con ella. Pero en el caso del joven suele resultar mas dolorosa e implica mayores riesgos. Durante los años de la infancia no han existido apenas barreras en la relacion con los padres; mas ahora, de pronto, el adolescente se siente solo. Los padres, por incompetencia o negilgencia, no le comprenden; por consiguiente, no pueden ayudarle a resolver sus dificultades. Interiormente vive distanciado de ellos. Pero la soledad se le hace irresistible y busca otras personas con quienes pueda comunicarse. Generalmente las encuentra como señalamos mas arriba, en amigos de su edad. No insistimos en los riesgos que esto comporta cuando el circulo de sus amistades es poco edificante. Pero si es importante reiterar la magnífica oportunidad que la necesidad de comunicación en el joven presenta a padres y pastores para ayudarle haciendose sus amigos, dignos de las mas intimas confidencias.


La orientación de la vida:


El joven vive mirando avidamente al futuro: al final de sus estudios, a su situación profesional, a su matrimonio, etc. Se da cuenta de la trascendencia de las desiciones que habra de tomar, para las cuales no acaba de sentirse autosuficiente. De las resoluciones que tome depende en gran parte todo el curso posterior de su vida. Esto, logicamente, le preocupa, por lo cual agradecerá cualquier observación o consejo sabio que le guíe.


Los problemas sexuales:


Este es uno de los problemas mas intensos, y tambien uno de los mas complejos, por cuanto afecta a la totalidad de la personalidad. El desarrollo sexual no es un fenómeno meramenre fisiologico; afecta profundamente a la psique del adolescente en un largo proceso de maduración.
Las dificultades han aumentado en nuestra época, cuando se multiplican los factores de exitación erótica. La publicidad en revistas y televisión, las modas y costumbres, la relajación moral, consecuencia de conceptos éticos disolventes, todo allana el camino a la pornografia y al libertinaje sexual. El joven, sobre todo en las grandes ciudades, es objeto de un bombardeo casi constante que tiende a destruir toda resistencia moral y provocar una rendición ante el eros ,mas vulgar.
La amplitud de esta cuestión nos impide tratarla aquí con detalle; pero todo pastor debe poseer un mínimo de información sobre esta problemática y orientar adecuadamente a los jovenes de su congregación. Afortunadamente, hoy existen libros muy recomendables a tal fin.


Las relaciones familiares:


Indirectamente, hemos aludido ya a ellas. La ignorancia de los padres respecto a los problemas de la adolescencia, un exesivo paternalismo, un concepto erroneo de la autoridad y una conducta inconsecuente, alejan irremediablemente a muchos hijos en el periodo de su pubertad.
Pero este alejamiento produce una fuerte tensión en el muchacho (o muchacha). No ha dejado de amar a su padres. No quiere perderles el respeto. El distanciamiento le duele en lo mas hondo, pero no puede evitarlo. De la lucha entre el amor y la incompatibilidad surgen muchas de las depresiones que el joven experimenta.


Los problemas espirituales:


Son practicamente los mismo que expusimos en el capítulo XIX y que resumimos brevemente.
a.-) Problemas del tipo intelectual. Confrontación de la fe con razonamientos propios o con ideas y conceptos hallados en lecturas y conversaciones con otras personas.
b.-) De tipo moral. Necesidad de interpretar y aplicar las enseñanzas biblicas de modo práctico en las diferentes situaciones de la vida.
c.-) De tipo experimental. Cómo vivir autenticamente lo que se sabe teóricamente.
d.-) De tipo social. Cómo reaccionar ante la influencia del medio ambiente en que el joven vive (colegio, universidad, oficina, taller, etc.). Se necesita gran sabiduría para discernir entre la verdad y el error, entre el bien y el mal, y mucha valentía para navegar contra la corriente. Por eso el joven, a menudo, vacila.
No hay que olvidar que esta problemática espiritual es especialmente aguda cuando se trata de jovenes que crecieron en un hogar cristiano. Lo mas frecuen te es que durante su infancia hayan aceptado sin dificultad toda la enseñanza religiosa recibida en casa y en la iglesia. Pero el espíritu critico de la adolescencia no perdona a la segunda generación. El joven tiene que revisar a fondo su fe, sus fundamentos y motivos, al igual que sus derivaciones practicas. La fe infantil debe evolucionar hasta llegar a ser una fe madura. En este proceso pueden sobrevenir momentos de crisis que a quien los vive parecen alarmantes, pues lo empujan al borde de la incredulidad. En muchos casos, sin embargo, puede tratarse, aunque dolorosamente, de una crisis vivificante. Son muy luminosas las palabras de Leon Tolstoi dirigidas a un joven: “Cuando te venga la idea de que es falso, todo lo que en la infancia habias creido acerca de Dios, y pienses que no hay Dios, no te asustes por eso. A todos les pasa lo mismo. Pero no pienses que tu incredulidad proviene de que no hay Dios. Si no crees ya en Dios en el que habias creido antes, esto se debe a que en tu fe habia algo que no estaba eb regla en tu fe, y debes esforzarte por comprender mejor eso que llamas Dios. Cuando un salvaje deja de creer en su dios de madera, no quiere decir que no haya Dios, sino que no es de madera.


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